viernes, 17 de mayo de 2013

¡Buen provecho!


Tic tac tic tac. El camarero llegó con el besugo fresco en la bandeja, preguntando si el señor estaba conforme. Ella miró al pobre pez y pensó que hubiese preferido omitir tal presentación, pues no suele ser agradable confraternizar con la comida. El señor y el camarero definieron la forma en la que el pez debía ser cocinado: al horno, con patatas y con un chorrito de aceite de oliva. Tic tac tic tac.


El sol lucía espléndido y el azul del cielo se confundía en el horizonte con el agua del mar, cuando el camarero sirvió finalmente el almuerzo. Tic tac tic tac. No sin  antes disculparse por la demora. Tic tac tic tac. Pero ustedes entenderán que el plato en cuestión no estaba en la carta.

El señor asintió satisfecho y los dos comensales procedieron a probar el manjar. Tic tac tic tac. Tiempo después, ella entendió que aquel día, en aquella mesa, había presente otro besugo además del que se había cocinado en el horno. Tic tac tic tac.

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